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viernes, 21 de enero de 2011

Luis Jaime Cisneros, adiós al buen patriarca

Ex presidente de la Academia Peruana de la Lengua, maestro de generaciones de intelectuales peruanos, murió a los 89 años de edad, víctima de un cáncer.


Se apagó la luz. Luis Jaime Cisneros Vizquerra ha muerto. El ex presidente de la Academia Peruana de la Lengua, el profesor de aula, el filólogo, el periodista, el amigo de sus alumnos y discípulos, el guía, el buen padre de familia, falleció ayer víctima de un cáncer a los 89 años de edad.


Prueba de que fue un maestro admirado y querido es que la noticia de su fallecimiento se difundió a través del twitter, llamadas telefónicas, correos electrónicos, mensajes de textos, cables de prensa y entristeció a sus amigos, alumnos y discípulos, a escritores e intelectuales peruanos.

Su biografía tiene larga data, no solo en años, sino en vivencias. Su vocación por las letras era un signo de estirpe. Hijo del escritor Luis Fernán Cisneros Bustamante y Esperanza Vizquerra Oquendo, creció entre libros e infolios y páginas de periódicos.

Don Luis Fernán era director del diario La Prensa y por señalar las trapacerías del gobierno de Augusto B. Leguía fue deportado. Luis Jaime tenía cuatro años y empezó a conocer la dureza del exilio. Pero, maestra vida, aprendió de ella para convertirse con los años en el gran maestro que ahora acabamos de perder.

En Argentina creció y también estudió medicina y filología. Pero la tierra llama a los suyos. Luis Jaime Cisneros volvió al Perú en 1947 para continuar sus estudios en San Marcos, en donde se graduó en 1955 de doctor en Letras. Y se hizo maestro, primero en San Marcos y después en la Universidad Católica del Perú. En esta casa de estudios fue Decano de la Facultad de Letras y Ciencias Humanas de 1969 a 1971, en las áreas de filología, estilística y filosofía del lenguaje. Miembro del Consejo de Facultad de Estudios Generales Letras. Profesor visitante de las Universidades de Uruguay y Caracas (1965) y en las Universidades de Colonia (1967-1968) y Estrasburgo (1975-1976).

Como estudioso, publicó numerosas obras, sobre todo desde el punto filológico y lingüístico. Su rigurosidad y versación en letras y cultura en general lo llevaron a incorporarse como miembro de Academia Peruana de la Lengua en 1965, para después, entre 1991 y 2005, ser presidente de la misma. Dejó la posta a un amiguísimo y discípulo suyo, el poeta y profesor universitario Marco Martos. Pero como Académico, Luis Jaime Cisneros formó parte de la Real Academia Española, de la Academia Norteamericana de la Lengua Española y de la Academia de Letras de Uruguay.

Como filólogo, llegó a publicar numerosos libros, entre ellos El lazarillo de Tormes (1946), Formas de relieve en el español moderno (1955), El estilo y sus límites (1958), Lengua y estilo (1959), Lengua española (3 volúmenes, 1960, 1961 y 1966).

También publicó en colaboración con sus discípulos: Temas lingüísticos (1964) en colaboración con José Luis Rivarola, Lenguaje, literatura (1998), en colaboración con María Cecilia Cisneros y Abelardo Oquendo. También con sus amigos: Teologías, acontecimiento, silencio y lenguaje (1998), con Gustavo Gutiérrez.

Pero Luis Jaime Cisneros no solo fue un maestro de aula, sino un ciudadano de estatura ética y muy preocupado por los jóvenes. Como periodista, en los últimos años de su vida, publicó en La República sus reflexiones sobre la educación en el Perú, ahora compiladas en el libro Aula abierta.

Don Luis Jaime era un hombre brillante, pero humilde y amical. Se hacía amigos a primera vista. Nos sucedió. La primera vez que lo entrevisté fue un 23 de abril de 1989, en el Día del Idioma. Él era presidente de la Academia Peruana de la Lengua. Ni bien me vio en la puerta de su casa, me dijo: “Esto es el colmo, en el Día del Idioma viene un Escribano a entrevistar al presidente de la Academia Peruana de la Lengua”. Reímos, y nos hicimos amigos como de siempre.

Era así. Un día le escuché decir que cuando estudiaba medicina su profesor Nicolás Romano le dio una lección para toda la vida.

“Logró curarme de la vanidad circunstancial con que yo aparecí envuelto, y a la que me agradaba aferrarme, estimulado por la petulante ingenuidad de creerme inteligente (...). “Cisneros, usted es un vanidoso incorregible. Además, es usted ingenuo. ¿Cómo se le ocurre que los enfermos que vienen al hospital deben ser gente culta (...) ¿cómo puede usted exigir que manejen el lenguaje con la seguridad de la que usted se ufana? Sáquese usted de la cabeza esas ideas fuleras, Cisneros. Acá vienen analfabetos, gente torpe (...) borrachos, Cisneros. Viene gente sucia, esa que a usted se le ve en la cara que le molesta alternar con ellos. (...) Debe corregir eso, porque los enfermos (y la gente humilde, Cisneros) son muy sensibles. Se dan cuenta de que usted no los pasa. Y si usted no los pasa, no se va a interesar por ellos. Y si no se interesa, ¿cómo cree que podrá curarlos, si para eso usted tiene que interesarse a fondo en el drama que tiene delante?”.

Seguirá enseñándonos.

Datos

Velatorio. Los restos mortales del recordado maestro se están velando en la iglesia Virgen de Fátima, cerca de Larcomar, en Miraflores.

Entierro. Se realizará mañana. Daremos el dato preciso.

(Fuente diario La República)

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